Las peleas

Me pudre pelear. Esta anécdota no creo que resulte graciosa, sino que será determinante pa que vean lo podrida que ando por la vida.

Resulta que hice la gran Demi Moore, y mi último cortejo es 5 años menor que yo. La primera vez que nos vimos le dije: “Oí carajo, yo rompo catres, no cunas. Entendiste hijo?”. El cojudo era un seductor, o eso me pareció a mí, ya que muy atinadamente me preguntó la edad: “Y voj, qué edad tenés puej?”. Le dije la edad, puso cara de sorpresa, me dijo que no pensó que yo fuera mayor que él y acto seguido me invitó una Huari. “Mierda”, pensé yo, “este crío se las trae”. Conquistada Roma, empezaron a surgir los problemas. Todo porque mi Electra siempre ha estado desatado, y un cortejo más joven me pudre rápido.

Con este hijo de puta me es más fácil pelear, es como si fuera mi hermano menor. Le tengo poca o ninguna paciencia. Me dan ganas de morir del empute cuando hace alguna huevada, y me pongo histérica cuando se mete con cosas que desapruebo.

Para darles una idea de lo boluda que era esta relación de mierda. Anoche estábamos en mi departamento, como al joven no le gusta comer en la mesa como cualquier pendejo normal, fui tan pelotuda y cretina como para permitirle llevar la comida a la sala. Claro, al instante derramó cebolla en la alfombra. “CARAJO!!” grité yo. No hay cosa que me empute más que derramen cosas en mi adorada alfombra y él, ya lo tiene muy claro. Pude contenerme, después de todo no soy una bestia irracional, aunque eso parezca a veces.

Lo miré con infinito odio, que, supuse, luego se disolvería en la danza horizontal. Eso hasta que YO DERRAMÉ ensalada en la alfombra…entonces…se armó la hecatombe.

-Este es un buen momento para hacer una pausa, y recordarles que soy, dentro de todo, una chica buena, con nobles sentimientos, que le gusta leer, que tiene un intenso amor por la pintura, que gusta de escuchar música, escribir, patinar, ir al cine, jugar a las canicas, hacer crucigramas, que saca a pasear a Cujo todos los días, que siempre dice por favor y gracias, y que sobre todo, siempre, siempre se puede contar conmigo-

Continuando con la anécdota: Me puse a gritar como poseída: “VES!!!! Ves porqué mierda no quería comer en la sala!! Carajo que soy calzonuda y vos sos un pequeño hijo de puta!!”. El futuro ex me miró, observó la ensalada en la alfombra, acto seguido recogió un tomate, se lo llevó a la boca, lo degustó y luego recogió lo que quedó en la alfombra, liado con un largo pelo y lo puso en mi plato. En el mismo plato, donde todavía se encontraba la mitad de mi cena. Al tiempo que decía: "Si no hay ningún problema, fulanita de tal, se recoge y listo. Ve mi amor?"

Me puse fúrica: NOOO!!!! EN MI PLATO NO PUEJ COJUDO DE MIERDA!!!!!!!. Y a continuación deleité a mi casi ex con una expresión de lenguaje corporal propia del más experimentado mimo francés, en el que se mezclaba un silencioso pero descomunal empute, con el más profundo odio femenino. Ya en el paroxismo de la exageración y con el pendejo dientes de leche en estado hipnótico ante mi ira desatada, agarré una bolsa donde vacié el plato en el que todavía se encontraba mi cena y el pelango “alfombrero”.

Luego temblorosa y a punto de desmayarme le dije mi frase cliché de todos los termines que hago: Por esto y otras mierdas, es que vos y yo no podemos seguir juntos. Le señalé la puerta, estuve a 2 segundos de sacarlo a patadas.

Mi ya ex ni siquiera hizo amague de revocar esa sentencia. Creo que se consideró un hombre feliz y afortunado al llegar a la puerta de salida.

Sé que soy una hija de puta insensible, caprichosa e intolerante, pero…me sentí muy liberada. Buenas Noches.