martes, 28 de diciembre de 2010

La fallida conexión

Es triste contar esto. Triste, bochornoso, tétrico. Y no, no es que finalmente me internaron 6 meses en Monte Sinaí y la medicina moderna aplacó mi rechazo por el prójimo y me hizo un ser socialmente funcional. Una mierda! Sigo siendo la pequeña hija de puta, burroughsniana (adicta a la soledad) y jodida de siempre.

PERO como cualquier pelotudo del mundo, tuve un “resfalón”. Un “resfalón” tan grande, que me ha devuelto a esta patética costumbre de escribir pelotudeces para el circo.

Siempre he manejado la teoría del enchufe. Me explico: En esta cochina vida, estamos rodeados de otros hijos de su chancha madre que intentarán ladinamente acercarse a nosotros, y a los cuales, en algún momento, intentaremos cretinamente acercarnos. Una desgracia que se repite cual canción de Lady Gaga, todo el tiempo.

Esa estupidez es como meter los dedos a un enchufe, así a lo bruto, tarde o temprano estás con los dedos hasta el fondo, listo para la descarga eléctrica de tu pinche vida. La quimera es “conectarse” al enchufe, no recibir descarga eléctrica, sino “encender” algo. Podés ser una televisión, una puta radio, una lamparita, una plancha para el cabello, un vibrador. ELEGI tu quimera, da lo mismo. Todo es fantasía pedorra.

Siendo un sensei en esto de tapar enchufes, vivía tranquila y relajada. Más feliz y plácidamente que Pedro García en sus visitas a la iglesia. Contenta como cuando la ardilla de La Era del Hielo, tiene su maldita nuez entre las manos. Rodeada de Audrey, Brad, Heath, Humprey, Roman, Marilyn, y todos esos bellos personajes. Seguros y confiables personajes. Rodeada de mis libros, de mis revistas, de mis documentos en Word. Yes! Life was good. Y entonces, así de intempestivo como cuando Britney se rapó la cabeza, metí mis dedos al enchufe. Hay que entender la dimensión: PODRIDA S.A. METIO SUS DEDOS AL ENCHUFE.

Eso tiene un significado tan grande y profundo como el Gran Cañón. No es nomás ir a la venta del barrio y comprar 1 kilo de confianza , 2 litros de lealtad y un fardo de afecto de Podrida. No, y cuando ya te llevaste el combo, te has llevado algo INTENSO...Así nomás carajo.

Llamaremos a la persona involucrada Choque JA! Digamos que Choque era todo lo opuesto a mí: ideológicamente, socialmente, psicológicamente, o sea diferente de pensamiento, palabra, obra y omisión. QUE TAL ESA! pero yo, tercamente obnubilada con haber encontrado un Robin, un Sancho Panza, un Dr. Watson (porque la cosa no era amor, catre o esas huevadas miserables), me negué a ver todo eso. Es más, ese camba no debe tener ni idea del sitio privilegiado que tuvo en Podrilandia. Fue una mierda de esas que sólo pueden surgir cuando te baja la regla, se te muere el perro o tenés una tenia en el intestino.

Navegué durante un tiempo en las aguas ñoñas y ridículamente cursis de “soulmates”, “twin peaks” (a lo Lynch jejeje), The sisterhood of the traveling pants, Friends y Dora la exploradora JA. Error, mis querubines. ERROR. Cuando acordé, estaba viviendo una película asiática en mi cabeza. Choque era todo menos el complemento o la dupla de algún ser vivo. Claro, luego estuve en la penosa posición de "darme cuenta". Y ese es el tema con los afectos, o vos cagás a alguien o alguien te caga a vos. Los motivos de la chamuscada no importan, fue una cadena de pequeños sucesos y pendejadas, puras huevadas, decepciones, que acumuladas me dejaron el cabello como el de Einstein y que un buen día hicieron que mi mal genio estalle.

En una epifanía, me di cuenta que Choque siempre fue como lo vi la última vez. No malo, ni bueno, simplemente un enchufe al que no hay que meter los dedos. Y OJO que no culpo a Choque, el problema es MIO, 100% malparidez mía, soy yo la que esperaba más. De hecho, el pobrecito Choque no tiene ni la más pálida idea de lo jodidamente lejos que ahora estamos.

Me sacudí por primera vez la pelotudez, el ataque de debilidad sufrido, la conchuda terquedad y la ilusión de que en este podrido mundo existe alguien o algo que pueda ser una luz dentro de mi oscuridad. Ajá, yo también tengo mi corazoncito, resabios de la ñoñez que me bañaba hace tiempo y que reaparece de vez en cuando de las más insospechadas maneras. Pero me cago! No estoy para aguantarle hijoeputeces a nadie, y menos a enchufes de mierda.

Este ángel ya se corrompió, y sus alas otrora blancas, ahora están manchadas con petróleo, puchi de vaca y vómito de borracho. Son tóxicas, apestan y si les acercás un fósforo seguro arden más que el infierno.

This is it, diría Michael Jackson.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Mar

La soledad siempre será la soledad. 

Esa frase de mierda se me viene a la cabeza al cerrar este 2010.

No es que crezca, no es que madure, no es que los demás me sigan pareciendo una bosta, no es que la campanita ficticiamente alcohólica, temeraria, pendeja que habita en mí se niegue a mimetizarse con el mundo. NO.


Las bolas rojas, los villancicos, los mendigos, los bonos, las huelgas, la prostituida palabra esperanza,  el amor que no es amor, el catre que sólo es catre, todo conspira para que en estos días mi ¨luminosa¨ presencia no sea un wonder bra anímico para nadie. 


Ayer me emputé con alguien por ser alguien en mi vida. Ayer recibí un mail de esos que no me gusta leer, de esos que me escribe un huevastián xs, que sumido en la blogósfera piensa que el nick Podrida puede tener el más leve interés en su historia. Un cojudo que obnubilado porque en chico le dijeron que cuando crezca iba a tener esposa, hijitos, trabajo, y felicidad, creció y se vio sin nada. 


Un animal que ahora (sin nada), con la navidad encima y toda esa falacia roja, blanca y verde intoxicándonos el alma, me escribe diciéndome que piensa acabar con esta vida asquerosa, suponiendo quizás que yo le diré: No, papito. No.


Podría tomar el ejemplo de Galeano cuando contó su experiencia en las minas de Lallagua (socavones de angustia), en un amanecer compartido con amigos mineros, alguno pidió al calor de la charla: "Y ahora hermanito, dinos cómo es el mar!", Galeano a sabiendas de que los mineros (no todo tiene un final feliz como en Chile) viven poco, mal, y prácticamente sepultados en vida, a sabiendas de las crueles enfermedades que sufren, de la existencia de mierda que llevan mientras nosotros cambiamos las preocupaciones de necesidad básica por dolores creados del vacío, a sabiendas de todo eso, y con la certeza de que nunca tendrían la posibilidad de conocer el mar...tuvo que llevar el mar con palabras, hacer que el mar los moje, que el mar les deje la piel salada y los ojos rojos, y seguro, hasta les habló de sirenas...


En mi caso, yo no hablo de sirenas, ni de mares que no podás conocer. Ni de la sal y lo rojo. A estas alturas, es al pedo. 


De lo único que puedo hablar, porque estoy  segura, y se los digo bien clarito, sobre todo al hijo de putañoñosuicida es que: Hace muchos, muchos años, descubrí que el acto supremo de rebeldía  contra la vida es... seguir viviendo. 


Ajá. Pendeja y tercamente, como tiene que ser.