jueves, 31 de marzo de 2011

Momentos

- Vas a Disney y la pasás chancho. Subís a los juegos, ves el gran desfile y te sacás fotos con el hijo de puta de Mickey Mouse, la felicidad tiene orejas grandes y redondas. MOMENTO: Cuando descubrís que los muñecos son personas disfrazadas, y  que la magia de Disney sólo la reciben los niños que pueden pagarla.


- Tenés una mascota, un loro, perro, gato, iguana, chulupi. Le ponés un nombre rimbombante e infantilmente se transforma en tu mejor amigo, tu compañero, tu cómplice. Ese bicho está en el altar de tus afectos. MOMENTO: cuando el bicho se muere y sabés que la muerte pendeja puede llevarse cualquier cosa que amés.


- Tenés cuatro años y te perdés en la Fexpo. Alguien al verte llorar, se da cuenta que estás perdido y consigue que tus padres te recuperen. MOMENTO: cuando te das cuenta la suerte que tuviste de que algún malnacido no te haya violado o secuestrado dañando para siempre tu infancia.


- Dormís como un bebé, te acostás a las 9 o 10 de la noche, te levantás como reloj suizo a las 6 o 7 de la mañana. MOMENTO: cuando tus putos pensamientos no te dejan dormir, leíste, viste o viviste algo tan jodido, que la mente no se te cierra. Esa será la primera de muchas noches.


- Te enamorás por primera vez, el mundo parece una novela de Corin Tellado, un poema de Pablo Neruda, una película de Julia Roberts. MOMENTO: cuando se cagan y se limpian en tu corazón. Te hacen mierda, descubrís que Corin Tellado, Pablo Neruda y Julia Roberts son unos hijos de puta.


- Tenés una amistad a la que le donarías un riñón,  le contás tus problemas, estás ahí, ñoñamente pensás que durará para siempre. MOMENTO: cuando esa amistad resulta una manzana agusanada. Asumís que la maldita confianza no hay que regalarla como si fuera un chicle Beldent.


- Construiste un muro más fuerte y jodido que la muralla china, que el muro de Berlín, que la Franja de Gaza. Y ahí dentro de tu pequeño habitat dejás pasar a muy pocas, muuuuyyy pocas personas. MOMENTO: cuando una de esas personas raras, únicas, y especiales que forman parte de tu vida, te informa que tiene cáncer. 


...


Conocí al escocés, que alguna vez fue mencionado en este blog, cuando tenía 15 años. La vida, hasta ese entonces no me había pasado por encima, era la pelotuda más ñoña, ridícula y absurdamente optimista que pisa la tierra. Un cruce entre un algodón de azúcar rosado y Winnie Pooh. El escocés vio eso. Conoció eso, Quiso eso. Y ya cuando vinieron los "momentos"... la distancia puesta entre ambos, el océano que nos separaba, los años...hicieron que sea incapaz de mostrarle el deterioro, la destrucción, el holocausto de lo que vio, conoció, quiso.


Para él no soy PODRIDA S.A., para él soy  exactamente lo contrario. Para mí, él y yo estamos suspendidos en el tiempo. Yo tengo 15 años, él 19. Eternamente. Jodidamente.


¿Qué hacés con ese sombrío desasosiego, con esa mano grande y oscura que te aprieta la garganta, ante la sola perspectiva de perder lo único absolutamente inmaculado que existe en tu puta vida?


Los "momentos" tendrían que haberme preparado para ESTE momento. 


Uno piensa que sí, pero no...es mentira, como casi todo, es mentira. Nunca se está realmente preparado.