martes, 1 de marzo de 2011

Mary Ingalls

Mi filosofía ante la pareja es similar a la que adoptaba Juan Pablo Castel en ese encantador libro intitulado El Túnel: "No conocer a la familia". La familia siempre es una caricatura del cojudo de turno. La familia siempre trae amargas decepciones, la familia será fuente de peleas pasadas, presentes y futuras. Sí, qué flojera la familia.


Desgraciadamente, uno a veces elige pa la mierda a quién le abre la verja de su Aqualand privado, y luego de romper catre dos o tres meses, te enterás que el que "fornica" alegremente con vos, el que champa el muñeco con tanto desenfado, había sido un chico de su casa, ñoño, de esos que va a misa los domingos, lee la Biblia y pertenece a la más rancia y conservadora familia cruceña. Mátenme!


...


Tras casi un año que Pelotudo me dio como tambor, resultó que la cita con la familia de este hijo de puta, era más inevitable que el colapso del World Trade Center después de que lo chocó el segundo avión.


Pelotudo andaba preocupadísimo, y me hizo prometer y jurar que "me comportaría", luego de explicarme con lujo de detalles que la gente con la que compartía ADN era "de la vieja guardia" y no entendería mi fino sentido del humor. Me hizo saber que yo era "extraordinaria", pero que tenía que bajar el perfil. "Extraordinario es un enano hermafodrita", dije, queriendo entender bien a qué se refería. Gritos fueron y vinieron (míos) y finalmente, quedamos que el sábado pasado sería el encuentro cercano del tercer tipo.


Yo juré solemnemente hacer buena letra: "Seré la jodida Mary Ingalls", prometí entusiasmada con el papel. Mi rebeldía innata se inclinaba por dejar ganar a mi lado oscuro, pero pudieron más las ansias de histrionismo.


CIUDADANA P.

Toda convención social es freak. TODA. y la vida me ha enseñau que si uno se sube a ese casurrell de mierda, hay que hacerlo por todo lo alto. Me compré un vestido (años que no uso vestido), me planché el cabello, me puse mis mejores stilettos, me maquillé (odio el maquillaje) y cualquiera que me viera por la calle juraría que yo era una de esas calzonudas que sueña con ser miss, magnífica o que es la puta refinada de algún narco.


Releí la Biblia, pa tener tema de charla. Como los Oscar eran al día siguiente, mi papel de Mary Ingalls cruceña era el desafío perfecto. Pelotudo me acusaba de estar tomando esto con retorcido humor, y sospechaba que iba a hacer alguna cagada. Entornando los ojos con mirada Bambi le decía: YO?????


LOS LOCOS ADAMS

El día llegó, me disfracé...y después de un "rapidito¨ nos dirigimos al lugar de los hechos. La familia de Pelotudo era tal cual me imaginé. Estaba la "suegra", ama de casa de las de antes, que mientras todos estábamos con el culo pegado a los asientos, ella traía refrescos, preguntaba si necesitábamos algo y en resumidas, nos atendía. Mi Mary Ingalls me dijo que debía ofrecerme para "ayudarla", pero el oscuro pasajero puteaba internamente y deseaba decirle: "Mamita, dejá que estos cambas nos atiendan"

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El "suegro", tipo risueño, de los de antes también, que al mirarme dijo: "Tiene buena sonrisa". Mi Mary Ingalls insistía en que sonría con mayor ahínco, el oscuro pasajero quería gritarle: "Hijo de puta! No soy un caballo!"


El "cuñado", era un pobre cojudo...uno que le había dicho a Pelotudo antes de conocerme: "Si tu corteja es bonita, inteligente y con plata, estás cagado. Cuando una mujer es inteligente, es grave y si además sabe que es bonita y tiene plata, peor"...


Y finalmente la "cuñada", una a la que habían inoculado con el gen bíblico y que descubrí era otra Podrida encubierta en su performance de Mary Ingalls.


Llegó la hora del almuerzo, nos sentamos en la mesa, ya estaba por hincar el tenedor en la carne cuando me doy cuenta que lo peor no había pasado. HABIA QUE REZAR y hacer la gran Puma Rodríguez: Agarrense de las manos, unos a otros conmigo. Nos tomamos las manos, el "suegro" agradeció mi presencia en la mesa, la comida y bla bla bla. Acto seguido me instó a dar algunas palabras. Mi Mary Ingalls salió en todo su esplendor: "Gracias Dios Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Gracias por haber puesto en mi camino a Pelotudo (sentía que la mano de Pelotudo en mi mano, se agitaba ante una risa contenida) porque...QUE ES LA VIDA? La vida son estos pequeños instantes de felicidad y regocijo, esta magia que corre entre manos estrechadas por un sentimiento. Gracias por esta familia que me acoge hoy en su seno, y gracias por todos los que me conocen" (este remate, reconozco, fue movido por el oscuro pasajero que se acordó del show de Xuxa, donde los gauchos siempre decían: "Saludos a todos los que me conocen")


EL ACORAZADO POTEMKIN

El resto, transcurrió sin mayores sobresaltos. Eso hasta que a la "suegra" le dio por opinar sobre la comunidad gay. "Lo único malo es que hay mucho homosexual" dijo con aire pacato al referirse a los carnavales de Río de Janeiro, donde planeaban pasar unas vacaciones. "Y no es que a mí me moleste (insertar mohín) sino que se exhiben, andan por ahí, ya no respetan". Clavé mis uñas en la pierna de Pelotudo, mientras el oscuro pasajero se retorcía salvajemente. El "cuñado" fue más allá: "Harto marica. Ya ser machito es lo raro. Esta gente no conoce a Dios"


No pude seguir. Un gusano malévolo reptaba por mi alma y se dirigía hacia mi boca con inusual celeridad. Con aire más pacato y superado dije: "Allá son sociedades avanzadas, menos pueblerinas, donde claro, el temita este de amar al prójimo no se queda sólo en la frase". JA!!


Cinco pares de ojos se me quedaron viendo. "Suegro" y "suegra" descolocados, Pelotudo con cara de "pendeja, lo sabía", cuñado emputado y cuñada aguantando la risa.


Sonreí al estilo Mary Ingalls como si no hubiera pasado nada y seguí comiendo el postre. La bomba ya había sido lanzada y dejaba su pestilencia por doquier. Sufrid, malditos, sufrid!!

Y eso fue todo, después de semejante intercambio de ideas "progre" hubo poco o nada que decir. Una rápida evaluación me hizo ver que en el supuesto caso que lo de Pelotudo prospere y me quede con él (brincos dieran) ese pequeño núcleo familiar similar a película danesa del Dogma 95 donde fui sumergida, sería un lugar más en el mundo en el cual no encajaría.


El pensamiento, lejos de conflictuarme o entristecerme, resultó extrañamente reconfortante.