viernes, 28 de enero de 2011

Cabrones

Estamos medio acostumbrados a las chambonadas de este pinche país. A veces uno se toma con humor huevadas como que la Miss Bolivia haya falsificado la edad, y se haya cagado en todos los reglamentos para conseguir su "sueño". Uno se puede tomar con humor negro la burocracia y la corrupción rastrera reinantes para llevar a cabo trámites jurídicos: comprar certificados de salud, títulos de bachiller, etc.. Aún puedo sonreír cuando un policía de tránsito me detiene por la noche con el sólo objetivo de sacarme 10 pesos. 

Sí, todos sabemos dónde carajos vivimos y quiénes somos. No hay para qué mentirnos, ni vendernos simulacros. PERO, una cosa es ser conscientes de ese paupérrimo bagaje tercermundista y otra, darte cuenta que la hijueputez llega a tanto que suceden cosas como las del edificio Málaga.

Qué mierda estaba pensando la gente involucrada? Es evidente que el pinche edificio no se cayó por obra y gracia del espíritu santo, ni que se debe a un desafortunado azar. Basta ver las carreteras o avenidas que se tardan años en pavimentar, jodiéndonos la paciencia con la supuesta obra de bien público, y luego de unos dos meses de uso y un par de lluvias aparecen huecos más grandes que la negrura que azota mi alma.

Malditos. El Estado y la Municipalidad que casi todo el año se rascan los huevos deberían ejercer su rol fiscalizador, y revisar periódicamente si la obra que los hijos de puta dijeron que iban a construir es la obra que los hijos de puta están construyendo. Los cálculos y el tipo de materiales deberían estar revisados con lupa, y no dejar que unos cuantos cambas barateen costos por un margen de utilidad mayor.

En esta desgracia que hace que se mezclen sentimientos de tristeza, impotencia y ovarios/huevos reventados, quedan cabos sueltos por todos lados. En primer lugar: ¿Quiénes son los responsables? los arquitectos proyectistas, los ingenieros calculistas, los arquitectos revisores, los constructores, los jefes de obra, los responsables técnicos o el hijo de puta del primer vendedor? ALGUIEN tiene que responsabilizarse. El "no sabía", "no me dijeron", "no me di cuenta", no le devuelve la vida a nadie. Hay toda una cadena de responsables desde el sector privado hasta los obreros, que pudieron detener los trabajos. En otros países, una tragedia como esta le costaba el puesto hasta al alcalde. Y OJO, si el edificio se cayó es porque algo mal se hizo y si algo mal se hizo, hubieron varios que no hicieron su trabajo. 

La negligencia llega a tanto que en este país se te cae un edificio encima y te quedás enterrado hasta nuevo aviso. Los desgraciados no tienen ni la más peregrina idea de rescates, esa gente lleva sepultada más de tres días y mientras se hizo lo que se pudo (porque sí hubo ayuda voluntaria), la ayuda experta recién está llegando casi al CUARTO DIA!!!! No podés ser tan lento, tan mañoso y tan hijo de puta. Ni bien se supo de la desgracia, se llama a los países vecinos que tienen años de experiencia en esas mierdas: Chile, Perú, Argentina...qué sé yo. No esperés CUATRO DIAS como pelotudo, mientras las esperanzas de vida de las víctimas se reducen al mínimo. 

No quiero imaginarme lo que sucedería en caso de que sufriéramos un terremoto, entre los edificios construidos con una nalga y la capacidad de reacción de nuestros gobernantes igual a menos cero, estaríamos cagados.

La cobertura de la prensa ha sido cuando menos desagradable, y hasta los programas de espectáculos se han sumado al circo para filmar a Maricruz Ribera llorando. Todo bien, se me parte el corazón que casi es de hierro, viéndola a ella y a los familiares de cualquiera de los sepultados, pero el show que hacen a título de "acompañarla" es vomitivo. Respeten el dolor y la desesperación ajena. Eso, más la caída del edificio, más los puestos de comida, fridositas, mocochincheros y otros (muy similar al despliegue de puestitos que vemos en los conciertos) hacen que mire mi maleta con cariño y que desee salir rajando de este zoológico.


La opinión pública merece una explicación. Los familiares de las víctimas merecen una explicación. Más bien que el edificio todavía no se encontraba habitado, lleno de familias que hubieran perdido la vida por unos cuantos dólares que alguien se ahorró en materiales o por errores de cálculo. 

Aquí la falla es humana, pinche, mezquina y obscena falla humana. No hay por dónde perderse. Y la negligencia va desde los que debían fiscalizar, hasta el rescate mismo.

Los bastardos intereses de unos pocos han cobrado la vida de seres humanos. Construir edificios fuera de normativa es criminal, lo prueban los muertos del Edificio Málaga y los que aún siguen sepultados. 

Ojalá que luego de la solidaridad real, los figuretismos y el ñoñerío de que Santa Cruz Somos Todos, el tema no se olvide en un cajón y la justicia les pase como un tractor a todos los cabrones que se lo merezcan.

Qué país de mierda.