lunes, 17 de enero de 2011

El tráfico

Me pudre el tráfico.


El tráfico en este pueblo está una mierda, insoportable. En lugar de gastar la plata en el reinado de la Caña, el Miss Santa Cruz, la Miss Piña, la Miss Supositorio y esas estupideces tercermundistas...deberían gastarla en solucionar este temita que ya es más viejo que la frase "No es lo que parece".


El otro día, esta BITCH se encontraba en pleno segundo anillo, atascada justo en la rotonda del Chiriguano. Un calor del orto, una trancadera, me dolían las tetas porque ya me va a bajar (SPM)... el aire acondicionado no funcionaba, y veía con impotencia cómo los hijos de puta dignos hijos de este cochino lugar no respetaban los semáforos. Yo quería gritar, azotarlos a todos con un látigo gigante y dejar que se desangren al sol.


Malditos, para eso pagamos impuestos, dejamos que la corrupción, el narcotráfico y las mafias internacionales se campeen en esta villa del señor, para que no sean capaces de arreglar las avenidas, hacer subtes, trenes, puentes colgantes, carretones eléctricos, el monoriel de Jhonny..alguna mierda de esas...


Si le pusieran el puto entusiasmo que le ponen a esa asquerosa fiesta llamada carnaval, ahorita pareceríamos los Supersónicos. Pero no, una tiene que aguantar el calor, las tetas hinchadas, la histeria propia y ajena, Pelotudo diciéndome que tengo un problema de ira, putear a Pelotudo, etc...todo por culpa de unos cuantos cambas que se rascan los huevos en sus puestitos.


La escena me recordó vívidamente cuando Oriente ganó el campeonato, y dirigiéndome a mi casa después de un día de mierda, me encontré con una turba enardecida de borrachos malnacidos festejando el triunfito. 


Me cago y me limpio en la amañada liga boliviana, yo sólo quería llegar a mi casa y descansar. Cuando quise avanzar, fui rodeada por un nutrido grupo que a grito pelado y etílico había encontrado la felicidad en el resultado de un pinche partido de fútbol. Me hirvió la sangre en un segundo, me emputan los borrachos, los hinchas y la gente feliz, ME EMPUTAN. Pisé acelerador, y a bocinazo limpio me abrí paso. Estaba dispuesta a pasarles por encima, me perdí...dejé de pensar, el oscuro pasajero me decía: HAZLO, HAZLO. La turba se enfureció y empezó a lanzarme botellas, y a patear el podri-móvil. No había un puto oficial que ponga orden, UNO SOLO. Repito con megáfono: Yo sólo quería llegar a mi casa y descansar. Si no fuera Pelotudo y que hice cundir el miedo, estaría tecleando desde Palmasola. 


Volviendo al Chiriguano..decía ahí no quedó otra que resoplarnos el culo, auto contra auto...como cojudos. No tenía opción, no podía abrirme paso ni a bocinazo, ni a punta de acelerador. Era esperar...esperar y enloquecer de ira. Quise pensar en algo, pero los bocinazos de los demás, los gritos, las trompas de los otros autos, y el bagaje de caos que se respiraba en ese momento, sólo podían dar paso a la rabia irracional.


Después de como 40 minutos (No es joda) llegó un paco en su moto, y más o menos puso orden. Pero cómo le decís a ese pobre oficial de tránsito que te cagó el día a vos y a varios más? Nada. Pelotudo me pidió que sea "realista", que "deje ir el asunto" y que "aprenda a vivir en el mundo moderno". Le grité que se muera, que se reviente un huevo en la puerta del auto, pero muy muy en el fondo sabía que tenía razón. ¿Dònde te podés quejar de algo así y esperar respuesta o resultados? DONDE? No existe un lugar, una persona, una institución, ni siquiera un programa virtual, que pueda proteger al ciudadano promedio.


Allá afuera es la jungla. Una jungla despiadada. Y en esa jungla hay cada animal...