Los conciertos

Me pudren los conciertos.

Como ya había adelantado, estaba invitada a ver a La Renga en Sonilum. Llegué a las 22:10 cuando se escuchaba tocar a Track. Alguien me puede decir hace cuántos años estamos escuchando esa mierda de repertorio? Ya perdí la cuenta de las veces que he coreau Ave Fénix, y me la aprendí en estos conciertos asquerosos. Justo cuando llegué estaban haciendo la clásica huevada ridícula, que me tiene infinitamente podrida de: “Evo, Evo cabrón…Evo Evo cabrón…sos un hijo de puta, la puta madre que te parió”. Es que no se puede ser puej más creativo, carajo…siempre con esa cuestión. Lo raro fue que nadie gritó Autonomía!, como también suele suceder en estos actos públicos de mierda.

Hasta ese instante, el tugurio era lo que se podía esperar: cuatro pelagatos, fachas estrafalarias, borrachines varios, un intenso olor a porro y gauchos trasnochados que habían llegau pa nada más que ver a La Renga.

Me fui a aprovisionar, pero la cerveza estaba más mala que chuparse un clavo, así que opté por gasificarme con coca-cola. Asco, asco. Para la ocasión estaba vestida como mi humor, de negro. Aunque todo muy sobrio, nada de punk, emo, funk, y extrañas variaciones. Me sentí eterna de vieja cuando vi a unos infantes de 13 o 14 años, borrachos, sin polera, prendiendo con sus cortejas y viviendo en la dimensión desconocida. “Carajo, soy una pobre pelotuda”, le dije a mis acompañantes. “Sí”, me dijo mi mejor amigo. Nos fuimos afuera, mientras Track terminaba de tocar…porque ese show ya lo habíamos visto cientos de veces. Sentados en las graderías y con el fresquito alivianando nuestro espíritu, nos pusimos a hablar de esos putos estudios que dicen CUANDO es bueno perder la virginidad, resulta ser que la edad ideal es entre los 17 a 18 años. “MIERRRRDA!”, dije yo, “O sea que me atrasé olímpicamente”. Dizque hacerlo muy antes o muy después, te hará perder la capacidad orgásmica.

“Qué mundo de mierda”, exclamé muy convencida, pensando en las veces que tuve que fingir un orgasmo.

Justo en esos debates existenciales, en que mi amigo afirmaba haber perdido su virginidad a los 11 años y ser un semental orgásmico. Se apagaron las luces y entró La Renga.”Carajo!!” grité, y nos fuimos corriendo hacia el bollo, mientras otros cojudos hacían lo mismo dejándonos casi en medio de la masa rockera. Salieron los artistas, y empezó el despelote. Pa qué que ya se había llenau la huevada esa. Había fácil unas 3000 personas. De La Renga tenía una buena formación teórica, y una casi nula empírica, así que fue una sorpresa lo buenos que resultaron.

Son un trío que sabe puej tocar rock. No esas mierdas que acostumbramos ver. Son tres: baterista, vocalista y guitarrista. Carajo! De verlo al guitarrista habré perdido unos 3 kilos. Qué manera de ir y venir, de ir y venir, de venir e ir, de ir y venir, de venir e ir…parecía el Corre Caminos.

A partir del segundo tema, la cosa se puso jodida, porque los rockers envalentonados empezaron a empujar y a hacer mosh, me cago…ustedes creen que yo me iba a dejar apretujar como una pelotuda, por otros cambas sudorosos, ah, no!. Puse mi cara de culo, y ahí empecé a hacer mosh también, pero con juerza carajo!. Me empujaban, divisaba al borracho y hacia allá me lanzaba con grandes ímpetus. Luego vinieron unos gauchos con una banderanga argentina y cuando acordé estaba yo como una bestia debajo de la huevada esa. Divisé al que agarraba una de las esquinas y lo “mosheé”. Rápidamente me cansé, le grité a mi amigo: “ME VOY CARAJO”, y me salí del bollo. Estuve 2 minutos intentando respirar tranquila cuando me abordó un borracho de mierda. “ ESTAS SOLA?” me gritó al oído. “NO!”, le grité yo. Al rato se fue, y ahí me abordaron 2 borrachos más. Y luego me abordaron 2 chicas, aunque esas cojudas no eran lesbianas, sino que estaban solas y borrachas, una me pidió encendedor: “Acaso me ves fumando?”, le dije. Y la otra me pidió usar mi teléfono, porque necesitaba llamar a alguien: “Acaso me ves cara de VIVA SOS?”, pregunté.

Bien dolorida, por esa mierda del mosh, cansada, y apestando a sudor, a marihuana y cigarrillo, salí a la gloriosa noche.

Llegué a mi casa a las 2:30. Hoy amanecí embotada, con algunos moretes que ya empiezan a aparecer y 150 Bs menos, entre la entrada, el consumo y la gasolina.
Me pudren los conciertos.