lunes, 22 de junio de 2009

Casablanca

¿Volví? Nada carajo, debo recordarles que escribo cuando se me canta el ovario. Esta mierda sigue siendo la misma mierda de siempre…Ni reloaded, ni revolutions. Soy una talibán de los blogs…y lo que es mejor, no me da vergüenza!

1) La viuda negra:
Chismes de cocina se esparcieron más rápido que la gripe porcina y me ligaron (DIZQUE) a los muertitos del hotel Las Américas. PUDRANSE MALDITOS. Alguien cree realmente que hubiera compartido una copa de Amarula con el panzón de Rozsa? Realmente piensan que YO sería la amante desinformada de uno de esos bolas tristes?

De haberme visto involucrada azarosamente en esa huevada de “proyecto”, créanme… en primer lugar hubiera puesto orden en ese rancho, porque hace falta ser bien pelotudo para llegar a eso. Es evidente que estos cambas no vieron Pollitos en fuga o mínimo algún capítulo de las Chicas Súper Poderosas. Así que no puej carajo. No. Si alguno de esos pendejos me hubiera dicho un día: “Pinky…digo…Podris, esta noche vamos a conquistar el mundo”, yo le respondía: “Conmigo no cuenten, cabrón. Estoy de ida al cine y a comer pacumuto de jiba”. Suficiente mi psiquis poblada de mis otras personalidades, para andar soportando delirios de cojudos aprendices de Boy Scouts, financiados por aprendices de El Padrino.

2) Los dos cogidos de las manos por las calles
El escocés partió rumbo a su hogar 3 días después del despelote ese. Según él, dormía con miedito pensando que por ahí le tumbaban la puerta de su cuarto de hotel a las 4 de la mañana JA! Incluso fuimos detenidos por las fuerzas del orden uno de esos días que caminábamos inocentemente por el centro de la ciudad, los pacos al vernos “altos, blancos y que hablábamos inglés” pensaron que por ahí este mi “amigo” (han visto bien, a partir de ahora todas las amistades entran con comillas) era húngaro y terrorista encima.

Lo comprendí (no soy una energúmena) hubo un breve instante en que hasta YO desconfié y trataba de organizar horarios en mi cabeza para ver si realmente sabía dónde estuvo el cojudo la madrugada del atentado del Cardenal, después lo/nos soltaron por falta de pruebas, carajo que fuimos suertudos…le dije que ya casi era hijo pródigo de este maravilloso mundo Burtoniano llamado Bolivia.

Finalmente el escocés se fue, lo más seguro es que pasarán otros 10 años para que le vuelva a ver la jeta. Brindo por eso.

3) Yo quiero ver el mundo a través de mis gafas oscuras
Tuve la intención de actualizar esta mierda de blog, pero en esa época me pesqué por cable la historia de Marla Olmstead y descubrí que lo mío es la pintura. Todos estos años fingiendo ser una hija de puta dedicada a trabajos de oficina, escribiendo un blog pedorro, tratando de sobrellevar con dignidad mi repudio al ambiente laboral, finalmente hicieron mella en mi espíritu. Ver a la cabroncita de Marla, tan feliz…que desde que gateaba pintaba hasta con el pañal, hizo que me replanteara mi existencia y diera mi gran grito libertario.

Chequeé mi cuenta bancaria, y con esa hijueputez que brinda el ser una hija de papi y mami, empleada de una transnacional…me dejé de bañar cuatro días y dije: “Money its pure evil” QUE TAL ESA CARAJO!

Le di la “buena nueva” a mi madre, que se puso a gritar como descocida que me iba a morir pobre, sola y enferma como Simón Bolívar. Hice caso omiso a sus súplicas de reflexión, mi mente es muy pendeja y resiste a pleno la coacción. Mi padre me llamó a su oficina y me dio un discurso ñoño, de empresario ñoño, padre de hijos ñoños: “Fulanita, ya es hora que pensés en tu futuro. Esta empresa no se va a manejar sola, vos sabés que con tu hermano no podemos contar y ya es tiempo de que vos te involucrés en el negocio, así tendrás una vida asegurada. He pensado en montarte una oficina en el segundo piso y que te encargués de bla bla bla. ¿Qué te parece?”. Lo miré estupefacta: “Me parece una mierda así de grande” le dije.

Salí como escupitajo de borracho de esa oficina del infierno y me fui a comprar un caballete, estuve varias semanas intentando pintar cualquier mierda. Y así, desempleada y sin ganas de compartir con el prójimo ni un papel higiénico, me fui a la Feria del Libro, donde la gran disyuntiva era gastar los quintos que me quedaban en libros y esperar que me corten la luz, internet, el agua, COTAS cable, el teléfono o leer en parada carajo! Así me encontró mi madre en una esquina leyendo libros nacionales con aire desaliñado y mirada paranoide QUE TAL ESA!!! Y luego el discurso de: “Por último, deberías escribir un libro, eso todavía te lo creo como un sueño inmediato”. “Madre, no seas ñoña, yo no tengo sueños” le dije.

4.- Morite Humprey Bogart
Cuando Osama dejó la figura de su cuerpo dibujada en el lado derecho de mi cama, el muy hijo de puta dejó otras cosas atrás. Uno de esos días, decidí encajonar todas sus mierdas, porque un muerto no muere hasta que lo enterrás. Agarré una caja y empecé a meter sus porquerías dentro. Grande fue mi sorpresa y mayor mi EMPUTE, cuando descubrí un libro suyo…Ajá. La máquina de follar, de Charles Bukowsky.

Al principio me alegré y pensé en quedarme con esa huevada, porque los cuentos están buenos y porque Charlie y yo siempre nos hemos llevado bien. Al abrirlo, cayó sobre mi falda una postal. Una postal asquerosa, de pésimo gusto, que NO te dice absolutamente nada. En la parte de atrás estaba escrito: “Siempre tendremos Samaipata”…La letra no era MIA, ni tampoco del grandísimo hijo de mil putas cabronazo a la enésima potencia O-malparido-Sama.

Era un souvenir que le había dado la locona de su EX (hace 6 años), la misma que le andaba pidiendo cafés en honor a los viejos tiempos. Hasta ese momento la película Casablanca vivía en mi memoria de manera digna, e incluso alguna vez tarareaba: “A kiss is just a kiss…”, ahora no…ESE MALDITO INFELIZ MATÒ CASABLANCA Y NO SE LO PERDONARÈ NUNCA.

(Nota aclaratoria para pelotudos despistados: Hay una escena mítica en Casablanca donde el personaje de Humprey Bogart le dice al personaje de Ingrid Bergman: “Siempre tendremos París”)

La sangre me hirvió a 100 grados Celsios. Lo llamé, apenas conteniendo la ira desatada, y le dije que venga a recoger sus trastos. Al rato el camba llegó y desde el balcón del 3er. piso de mi condominio, le boté la caja con todas sus mierdas. El asesino de Casablanca tuvo el descaro de pedir audiencia, pero no…aquí hubo un entierro. El muerto, muerto está.

Sí. Ya sé. Una huevada. En mi fase de pintora frustrada, estuve estudiando a Dalí, claro. Y descubrí que lo que más me gusta de Dalí son sus elefantes. Esos elefantes de imposibles y maravillosas piernas largas, dentro de paisajes áridos y hostiles, también los elefantes que reflejan cisnes, dualidad en que no sabés si es más un paquidermo o un personaje de Christian Andersen. Y dicha fascinación que involucra un dejo de nostalgia, es intuir que todas mis relaciones (amorosas-sexuales-familiares-laborales-amistosas-físico-emocionales) son como los elefantes de Dalí…anaranjadas, rojizas, imposibles, de piernas largas y cuerpos voluminosos, en paisajes hostiles, áridos y secos, que parecen, pero no son, que están pero no existen.