Sucede que ando por la vida sin “identidad”, sí. Sin ese apestoso número que me define como sujeto social y jurídico JA! Mierda, como nunca me importó el puto carnet, ni la huevada de brevet (licencia de conducir), ni mucho menos el pinche pasaporte…suelo perder las tres cosas continuamente, siempre de acuerdo a cambios climáticos, de ánimo, y a la frecuencia dedicada al catre QUE TAL ESA!
La última vez, perdí mi licencia en una refriega amorosa en medio de la carretera, de ida a Cotoca, muy entrada la noche. Claro, después de tanto toma y dame JA! Ni me percaté dónde carajos se cayó la huevada esa, y desde entonces soy detenida por la institución (hoy vilipendiada) verde olivo. Como soy una hija de puta, ustedes creen que recibo los altos y el pedido de “So brevet” con modosidad? No carajo! Obvio que no. Al oficial que tiene la desgracia de detenerme le echo el cuento largo y gajudo de un asalto que podría competir con el más elaborado thriller hollywoodense, perpetrado por palomillos aliados a algunos policías corruptos (no como usted señor oficial) que me dejaron sin documentos, sin dinero, sin celular, sin fe en el ser humano y sin ganas de vivir. Son explicaciones de unos 10 a 15 minutos, que intercalo con mis conocimientos de la Ley de Tránsito JA! y exclamaciones de: “Estoy muy asustada señor oficial”
La semana pasada decidí que era tiempo de volver a la pinche legalidad. Mi padre me habló de la necesidad de mandar a un tramitador a que haga las colas por mí y que yo, como buena hija de papi y mami, sólo vaya estampar con gracia mi firma y a decir “puchichi” pa la foto.
No puej carajo!!! Grité. Yo voy a hacer mi cola como Dios manda, voy a ir a empaparme con el pueblo y a sufrir CODO A CODO lo que sufre puej el ciudadano de a pie para ser “alguien” en esta cochina ciudad.
La soberbia nunca es buena, queridos. Nunca. JA! Y claro, al día siguiente fui a las 8 de la mañana a plantonearme allá en Tránsito, con una temperatura de alrededor 30 a 32 grados centígrados, y sintiendo que las llamas del infierno (ese infierno en el que voy a compartir encantadoras cenas con el Marqués de Sade) me violaban. QUE TAL ESA.
Los que ya han pasado por tan ineficiente, aletargante, e insulso trámite, sabrán que las oficinas donde renovás o pedís carnet, son puej el espejo de lo que es este cochino país.
LA PALABRA ORGANIZACIÓN, esa gran desconocida
Existe algo similar a organización, pero es una mierda. Absolutamente chapucera, donde todos y cada uno de los funcionarios andan con cara de culo, y vos, como llevás esperando un montón para llenar cada pequeña hojita, cada pequeño trámite, también estás que escupís fuego por la boca. Obvio que me acordé de Mafalda, carajo…y de su tortuga a la que oportunamente llamó Burocracia. Y la tortuga era una hija de puta que tardaba varios cuadros en aparecer…JA!
Claro, porque es ir de una mesa a otra, de una ventanilla a otra, donde siempre hay otros pelotudos esperando antes que vos, y donde lo que debería tomar a rajar 5 minutos, tarda hasta 15. Son esos momentos en que tu odio hacia el prójimo, alcanza niveles insospechados, y te sorprendés del monstruo irracional en que te has convertido. Encima, los tramitadores pasan quintos por aquí, por allá, y consiguen hacer las cosas más rápido. A mí un paco me vio con cara de extranjera y se me acercó hecho el opa, preguntándome qué necesitaba, e insinuándome que me agilizaba el trámite por unos quintos. Carajo!!! Yo no pienso coimear a nadie. Muéranse Malditos!!!!!!!
LA TECNOLOGIA, (la tecnoqué?)
Mientras esperaba, había unos televisores pegados a las paredes donde salían videos de Los Bybys! JA! verdad carajo!!!! Corazón barato, era la que estaban cantando cuando llegué. Encima la imagen estaba pixeleada, y estuve a punto de apostar mi clítoris a que esa huevada era disparada desde un casette BETA o VHS!
Después pasé por unas mesas donde me recibieron el oficial Mamani, el oficial Ramírez, y el oficial Coraima, que trabajan en pequeños pupitres de madera, con máquinas de escribir (TODAVIA EXISTEN CARAJO), todas destartaladas. Me sentía como en un cuento de García Márquez, concretamente uno de los 12 cuentos peregrinos, cuando una pelotuda tiene un accidente de auto y va a un hospital psiquiátrico a hablar por teléfono y se convierte en paciente involuntariamente. Y claro, ahí quién mierda le va a creer el cuento de “No estoy loca, no estoy loca, sólo estoy desesperada”…Al oficial Mamani le dije: “Oiga, y usted sabe de los blogs??”. “Qué es eso?” “Fíjese que yo tengo un blog señor oficial…” y ahí le empecé a hacer charla sobre los blogs mientras llenaba mis datos, y claro, lo insté a crearse uno que se llame: http://www.losverdeolivos.blogspot.com/, donde posteen puej sus penurias, sus puteríos y sus sueños. Porque son personas también! Como vos y como yo, sólo que sin blog JA!
Después de perder toda la puta mañana, y de pasarla sentadita carajeándome internamente por ser tan pelotuda, llegó el turno de la mesa 26. MIERDA!!!!!! no me la sospechaba puej. Me dijeron “Siéntese aquí choquita”. Me senté en una silla, contra una pared, toda desclinada, y zas el flash!!!!! Me habían tomau la pinche foto!! Malditos hijos de puta!! CARAJO!!!! Grité. “Qué pasó puej! oiga no!! imagínese! elay este, carájter!” Mucho abuso che. Y no por la foto, sino que es puej como que uno se embarace usando condón, la foto te la toman ahí delante de todo mundo. Me sentí muy sucia carajo! Jejeje Mínimo puej una cortina che. Le expliqué al Sargento Coraima la relación de cortina = calidad de foto. Pero el sargento Coraima no entendió razones.
Luego tocó esperar más todavía. Tiempo suficiente para soltar en mi cabeza los putos demonios que me andan rondando, e imaginar las vidas de todos los que se me cruzaban delante. Ese puede ser puej un ejercicio lúdico, pero no deja de ser agotador. En la sala de tránsito se condensa el ciudadano boliviano por excelencia en todas sus expresiones, condiciones y miserias. Finalmente estampé mi firma casi 4 horas después de empezar la mierda de trámite.
Al día siguiente me tomé una hora para ir a recoger el fruto de tanto esfuerzo y asquerosa burocracia. Sólo para descubrir incrédula que se habían equivocado en el apellido. Me puse a gritar en la calle, emputadísima, cabreada a morir… Y luego, luego vino la calma. En un arranque de sinceridad conmigo misma y con este maldito pueblo, decidí quedarme con mi nombre falso, claro que sí. En una ciudad de cartón, con gente de cartón, mejor ser invisible.
Después llegué a mi casa, prendí la tele, pasé de largo de todo ese bochornoso, mezquino, inmundo y miserable caos en el que nos tienen sumergidos, y vi RECONFORTADA a Mariam Nazrala, haciendo sus televentas desde Casa Moda Destellos: “El día es lindo, las cosas son bonitas…y usted puede tenerlo todo a su alcance, para hacer de su vida, accesible, adecuada, con estilo. Todo lo que usted siempre deseó”.
Buenas tardes, Santa Cruz.