Hace muchos muchos años (132 dicen o lo que sea) dos niños con los dientes de leche aún sin tumbar, usando pañales cursientos, se pelearon, se empujaron, se sacaron la mierda, y uno de ellos, el más hijo de puta, se quedó con el juguete de la otra (hemos quedau hace tiempo que es hembra, algo pelotuda además)
No era la primera vez que le sacaban juguetes, la mensa ya había perdido varios más, porque para quedarse con los juguetes no es nomás meterse los dedos a la nariz o llorar para que alguien (papi o mami) los recupere.
La hija de puta creció, casi casi un palomillo en regla. En ese interludio le sacaron unos cuantos juguetes más, pero tercamente se quedó llorando como mamerta por el que le sacaron hace 132 años.
Calzonuda como pocas, le echa la culpa a la pérdida de ese juguete el que su situación actual sea tan caótica y paupérrima, si hubiera karaoke para estos dilemas, ella cantaría ufana, a grito pelado y con llore: Rata de dos patas.
Reina de mi vida, hay otras niñas que nunca tuvieron juguetes iguales, a las que les sacaron la mierda jodido, y crecieron bien, sin llantinas y sin lamentos. Con las tetas bien puestas y el culo bien parado. Mientras vos seguís llorando convenientemente un juguetito que de tenerlo ni siquiera sabrías usar.
Me tenés podrida con tus quejas, tus reclamos y tus ñoñas esperanzas de recuperar el puto juguete; y sobre todo, me revienta los ovarios el adoctrinamiento rastrero de suplicante y lastimero perdedor que se perpetúa al correr los años.
Mi querida teletubbie amarilla, Laa-laa: No te devolverán una mierda, una mierda, porque no se puede devolver lo que dejó de ser tuyo.
Esas cuestiones quedan claras gracias a Paulina Rubio, que cantó la postura del que se queda con el juguete en su tema Mío...JA
Sí, bitch... El juguete ya fue.