A lo largo de mi vida he tenido que ajustarme los calzones y ser yo la que termine relaciones de mierda. A excepción de una sola vez, en que literalmente “me dejaron”, tuve que pasar por esa asquerosa experiencia de decirle a un cretino: “Vos y yo cojudo, nada que ver”. Pero siempre existen las anécdotas superlativas, es así que el peor termine que tuve fue:
Con JG (no podía ser de otra manera).- Después de enterarme que JG andaba rompiendo catre con una señora de difícil apellido italiano, y que esta era la hmmmm 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7ma vez que adornaba mi frente con la mancha de la infidelidad, lloré, sufrí y lo perdoné (sí, era bastante estúpida). Como todo sucedió en vísperas de año nuevo, decidí que irnos a pasar las fiestas a Samaipata harían el “extreme makeover” que necesitábamos desesperadamente. A medio camino nos detuvimos a ver el paisaje, ahí fue cuando ese hijo de puta me abrazó y lanzó el siguiente comentario romántico: “tu barriguita está hinchada?”. Me zafé de sus brazos sintiendo como si un hombrecito diminuto bajara por mi esófago con dos cuchillos en cada mano raspando las paredes de mi garganta, todo exacerbado por el hecho de que gracias al nulo control de pene de JG, yo había perdido casi 5 kilos en 1 mes: “tu barriguita está hinchada?”, me repetía incrédula, como si estuviese en Twilight Zone. Lo miré con infinito odio, y volvimos a trepar al auto para continuar viaje. Y de nuevo me repetí yo misma la frase: “tu barriguita está hinchada?”, y empezó a hervir mierda dentro mío, pero una mierda tan venenosa que podía infectar el Nilo. QUIEN SE CREE ESE HIJO DE PUTA! Gritaba para mis adentros, mientras pensaba intensamente en Alejandro Amenábar.
Nop, no se equivocaron, pensaba en la película de Alejandro Amenábar, Abre los ojos, donde Nuria (una despechada de mierda), manejando un auto a toda velocidad con el hijo de puta que era el objeto de su deseo al lado, le pregunta: “César, crees en Dios?....Crees en Dios??”, acelera y se estrella contra un muro a toda madre, y César queda desfigurado. Yo lo tenía todo, vestía un vestido rojo, estaba encabronadísima, en esa época llevaba flequillo, y, adivinen qué, a mi lado tenía de copiloto al más grande hijo de puta de todos los tiempos. Sí, fue muy tentador. Y luego pasaron por mi mente imágenes de Misery, pensé que por ahí con la suerte del cabronazo, yo quedaba tullinqui y él feliz de la pelota. Entonces pegué el frenazo. “Qué pasa...!”, preguntó sobresaltado JG. “TE BAJAS!!!”, grité yo. “Pero mi amor, ahora qué tenés….”, dijo con esa actitud de macho cansado de histerias.
“NO ME BAJO” empezó a gritar JG, “NO ME BAJO, ESTAS LOCA, TENES QUE CALMARTE, PARECES BORRACHA”. Me calmé, lo miré fríamente y le dije algo aterrador: “Tenés dos opciones maldito: te bajás ahora, o yo voy a encontrar la manera de pasarte este auto por encima y que nadie me culpe por ello”. JG se quedó callado, muchas veces me había escuchado fantasear sobre lo buena asesina serial que sería, ya que nunca dejaría huellas. “Es cuestión de ser cuidadoso”, le había dicho en su momento >=).
Entonces se bajó, no dijo nada, “Hasta para eso sos calzonudo”, le dije despectivamente mientras arrancaba a toda madre. No miré para atrás, y a pesar de que el pendejo llamó a mi celular, a mi casa, habló con mis padres, mis amigos, hizo todo lo posible para que “solucionemos” ese impasse…Nunca más le dirigí la palabra. Eso, hasta hace un mes…donde después de casi 2 años tuvimos un reencuentro en que involucré hasta a las fuerzas del orden, eso lo contaré en otro post. Ahora, quiero decir algo…siempre se dice que no hay que guardar rencor, que hay que intentar quedar bien con las personas que se amaron, que el que sufre es uno mismo, que no vale la pena. Señores, ME CAGO en la corrección política, no tengo porqué sonreírle, ni hacer charla con un hijo de puta asqueroso cabrón maldito sólo para guardar las formas. O sea maldito mil veces JG, dentro mío no queda no un ápice de ternura para vos, sólo el más oscuro rencor. He dicho.
Ahora, hablando de termines, todos los 31 de diciembre me toca terminar con el hijo de puta de turno. Este año es con el 2007, que reconozcámoslo, fue ladino y solapado como él solo, tanto decir que sería diferente, y fue la misma mierda de siempre. Hoy a las 00:00 le daré una patada en el culo a ese maldito, y me encerraré en mi cuarto con llave para no recibir al pendejo del 2008, que piensa que porque lleva cinturón se ve más serio y creíble que todos sus hermanos. Pero no queridos, no, el 2008 es un hijo de puta igual o peor que el resto. Por lo pronto, sólo puedo decir que ojalá termine su mandato pronto y que extraño profundamente al 2006, grande 2006. Zidane, Materazzi…ese fue un año para el recuerdo.