Y eso no es todo, el cabronazo del padre además de llamarle ADOLFO HITLER (Cero y van cinco) a esa pobre criatura, a su hija le puso de nombre JoyceLynn Aryan Nation, lo de Aryan Nation corresponde a la agrupación neonazi más grande de USA. Habrá que ver cuándo a algún boludo acá se le ocurre ponerle Autonomía o Nueva Constitución a su hijo/a.
El caso es que estaba vociferando sobre eso, gesticulando y todo MUY cerca del arbolito navideño de la sala que mis padres han decorado tan ñoñamente, cuando de pronto! CARAJO!!! me caí encima del puto pesebre y lo peor fue para el niño Jesús, con mis nalgas lo partí en tres (¡!). Para ser claros: le saqué la mierda a Jesús.
Se vivieron momentos dra-má-ti-cos. Mi madre me acusó de conspiración terrorista, ya que días atrás había criticado despectivamente a nuestro rubio Jesús, apuntando que además de ser muy choco (“podría ser el hijo de la Legally Blonde o de Hugh Heffner y una de sus pelotudas novias, madre”), le faltaban unos cuantos dedos y parecía un estudiante de intercambio por lo grandote que era en comparación a los reyes magos, la desflorada María y el desvelado cornudo místico de José.
Ahí le dije a mis padres: “No os preocupéis queridos!” y me comprometí a usar mi hora de almuerzo y conseguir otro Jesús para el “show” del 24 de diciembre (tradicionalmente llamado: Cena familiar de Noche Buena). Me fui a la Ramada y rebatí ese tugurio buscando un Jesús negro, tal cual es “el último grito de la moda en Italia, madre”. Qué mierda de día. Justo llovió, me mojé hasta los intestinos, me metí a todos los pozos malditos de este pueblo donde pavimentan avenidas con sobreprecios y luego vos vas como pelotudo en las lluvias y metés tu llantota a esos baches de mierda.
Muéranse malditos! Finalmente pillé mi Jesús afro, faltaba más. Luego me fui a comprar los putos regalos, por inercia y por compromiso social. Es más cómodo cumplir “ciertas reglas” que explicar porqué culo no te unís alegremente al rebaño.
Con muchos dólares menos en mi cuenta bancaria, volví al trabajo donde la pregunta de rigor era: “Qué vas a hacer para Año Nuevo?”…” NO VOY A HACER UNA MIERDA!!! Es tan difícil de creer??” Bueno, estaba un poco emputada por la falta de receptividad a mi respuesta…repetir no es lo mío JA! En fin, estoy podrida de que me feliciten, de que me inviten a cenas de fin de año, a fiestas pelotudas, de recibir tarjetas ñoñas de gente que no me importa un carajo y a la que yo tampoco le importo otro carajo. NO QUIERO ESTAR CON NADIE! La única compañía que soporto es la mía, y eso que desde ayer no me dirijo la palabra porque estamos rayadas por una cuestión menor de carácter carnal.
Y así, creo que las fiestas de fin de año hacen que la gente empiece a patinar profundo (insertar música de Psicosis acá), y se sientan como ese pobrecito señor que se metió a la guarida de Knut, el oso polar (ese pobre ser al que sus padres, también en cautiverio, rechazaron al nacer y que fue criado a punta de biberones sin contacto con nadie de su especie, y cuyo padre PUTATIVO murió de un paro cardiaco) que vive en un zoológico de Berlín.
Parece que el señor (insertar música de Twilight Zone) se levantó nostálgico, añorando el contacto humano (apuesto a que estaba escuchando villancicos en el momento del hecho) y no se le ocurrió mejor idea que visitar a alguien famoso, en este caso a Knut. Carajo!!! A dónde hemos llegado cuando alguien se va al ZOO a cagarle la vida a un oso polar porque dice sentirse solo y porque piensa que el oso se siente igual? Knut se debe haber freakeado jodido cuando vio aparecer esa navideña imagen en su hábitat. Pobrecito. Con tantos problemas que acarreó este 2008. Una mierda, ni el puto oso puede estar tranquilo en este mundo cruel.
Eso sí, de mí no tienen que preocuparse. No planeo acercarme a nuestro ZOO a ver ningún animal mal cuidado y enfermo. Ya alquilé las películas más gore que pillé en el videoclub, y mi fin de año promete ser “intenso”. He sembrado rumores sobre mis posibles destinos navideños y de Año Nuevo, así todos quedan despistados y no sufro ninguna felicitación etílica, llorosa y esperanzada alusiva a la fecha. Me emputa la esperanza.
Sí, mientras manejaba mojada, cabreada y yesca por el segundo anillo, las rotondas estaban pobladas de ayoreos…Esa es la imagen de la navidad, los ayoreos vienen en grandes cantidades, pensando que las fiestas ablandan el corazón y el bolsillo ajeno. Puede ser, uno se siente más bueno y menos hijo de puta regalando monedas en navidad, mientras gastás dólares en cosas que ni vos ni otros cabrones necesitan.